domingo, 30 de mayo de 2010

Alejandra Pizarnik

Su obra es una de las propuestas más rupturistas y de mayor influencia en la poesía contemporánea, sobre todo en la escrita en lengua española por mujeres. Emparentada con el Conde de Lautréamont y André Breton, la vida y la obra de esta autora puede definirse como una extraña tentación de traspasar los límites, siempre tanteando el milagro, aun a riesgo de asomarse a la locura. Amiga de Cortázar, exploró como él ese otro lado de la realidad en el que se instala lo fantástico.
Foto :http://cvc.cervantes.es/actcult/pizarnik/bio01.htm

Foto: http://cvc.cervantes.es/actcult/pizarnik/bio01.htm

Cronología

1936
Nace, con el nombre de Flora, en Buenos Aires el 29 de abril en el seno de una familia de inmigrantes del este de Europa

1949
Ingresa a la Escuela Normal Mixta de Avellaneda.

1953
Egresa del colegio secundario.

1954
Comienza la carrera de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires. Ese mismo año, toma clases de pintura en el taller de Juan Batlle Planas y cursa estudios de periodismo donde conoce a Juan-Jacobo Bajarlía quien recordará:
"Los sábados por la mañana no faltábamos al Jockey Club de Florida y Viamonte. Allí también solía venir Aldo Pellegrini, quien entonces firmaba con el seudónimo de Rodolfo Este, y allí le presenté al pintor surrealista Juan Batlle Planas, quien ya trabajaba para la escenografía de ‘La Esfinge’, un misterio dramático (mi primera obra teatral) que yo había escrito, inspirado en Alejandra. En ese lugar también le ‘presenté’ por segunda vez a César Rosales, periodista de La Nación, a Ludovico Rosenthal, traductor de Freud, y a David J. Vogelman, quien ya, en 1954, se preocupaba por el Zen y el I Ching.
Batlle Planas se sentó junto a nosotros. Le gustaba la ciencia ficción y no hacía otra cosa que hablarnos de Bradbury. El tema de ‘La Esfinge’ llegó al final. Pero la presencia de Alejandra me impidió explicarle que la Esfinge y Filoxena, personajes del misterio dramático, transcribían su enigmático carácter, la manera de ser de una Alejandra que ni ella misma se entendía.
Alejandra, no muy segura en su búsqueda de la creación, aprovechó ese momento para decirle a Batlle Planas que le gustaría concurrir a su atelier para estudiar pintura. El fijó las condiciones de la futura labor. Pero Alejandra muy anárquica y muy inconstante en aquel entonces, sólo concurrió unas pocas veces y abandonó las tintas. Recuerdo lo que me dijo el pintor delante de ella otro sábado en el mismo bar: ‘A esta nena hay que comprarle papel para escribir sobre los sueños. Confunde los pinceles con los lápices’.
Alejandra aceptó la diatriba y sonrió. Era su manera peculiar de responder en esos casos", del libro de Juan-Jacobo Bajarlía, "Alejandra Pizarnik. Anatomía de un recuerdo", Editorial Almagesto, Buenos Aires, 1998.
Conoce al escritor Oliverio Girondo.

1955
Aparece en Buenos Aires su libro "La tierra más ajena" (editorial Botella al mar)

1956
Ediciones Poesía Buenos Aires publica "La última inocencia".
Conoce a la poeta Olga Orozco.

1958
Se publica en Buenos Aires "Las aventuras perdidas" (editorial Altamar).

1960
Viaja a París, donde trabaja para la revista "Cuadernos" y algunas editoriales francesas, publica poemas y críticas en varios diarios, traduce a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy, y estudia historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona.
Traba amistad con André Pieyre de Mandiargues, Octavio Paz y Julio Cortázar.
Conoce a Ivonne Bordelois.

1962
Editorial Sur, de Buenos Aires, publica su libro"Árbol de Diana".

1964
Regresa a Buenos Aires.

1965
Editorial Sudamericana, de Buenos Aires, publica su libro "Los trabajos y las noches".
"Libertad y autonomía son los atributos de ‘Los trabajos y las noches’, de Alejandra Pizarnik. Libertad con respecto a sí, ante todo. Y esto en poemas en que el autor parece contarnos de sí y contarnos el mundo que ve, que desearía ver. Esta observación quizá no parezca trivial si pensamos que muchos de estos poemas tienen el tono de una súplica o una confesión vehemente. Pero qué lejos nos llevan de esa turbia complicidad creada por las confesiones. El movimiento de estos versos nada tiene que ver con el ímpetu romántico que hace de la obra una excrecencia –una expresión, para no usar términos peyorativos– de la vida. Para admitir los trabajos nocturnos de Alejandra Pizarnik hemos de abandonar el hábito de referirlos a las circunstancias de su vivir; y claro está que no me refiero a la minucia biográfica, sino a los pormenores de esa otra biografía espiritual que son, para el lector y el crítico, los únicos materiales dignos de ser poetizados. No hay aquí en verdad, experiencia vivida para la cual la poesía sirva de ajustadísimo vehículo. La poesía es, esta vez, creación y también revelación de la experiencia; no ya de una ‘biografía’ que se eslabone de poema en poema, sino de una serie de instantes en cada uno de los cuales se da el ser plenamente", escribirá el crítico Enrique Pezzoni, en "El texto y sus voces", editorial Sudamericana, 1986.
"En el fondo —escribe Pizarnik en su diario el 25 de julio de 1965— yo odio la poesía. Es, para mí, una condena a la abstracción. Y además me recuerda esa condena. Y además me recuerda que no puedo «hincar el diente» en lo concreto. Si pudiera hacer orden en mis papeles algo se salvaría. Y en mis lecturas y en mis miserables escritos".

1967
Conoce a Silvina Ocampo, con quien mantiene una amistad que durará hasta su muerte.
"El humor, la poesía, el sentido de lo tenebroso y absurdo que se esconde bajo las apariencias más inocentes, la devoción a la literatura y a la vida fantástica, fueron los cauces que hicieron inevitable la relación de Alejandra Pizarnik y Silvina Ocampo (…) De todas las cartas del epistolario, éstas son las únicas donde la amistad rápidamente asciende a pasión y se enciende en ella (…) Las desgarradoras cartas finales marcan quizá la iniciación de un silencio o una despedida", señala Ivonne Bordelois en el libro "Correspondecia Pizarnik".
El 18 de enero su padre, Elías, muere de un infarto mientras se afeitaba en el departamento que la familia tenía en Miramar. Alejandra Pizarnik estaba en Buenos Aires y sólo le avisó a su íntima amiga Olga Orozco, quien la acompañó al sepelio.

1968
Aparece en Buenos Aires su libro "Extracción de la piedra de la locura" (editorial Sudamericana) y su texto "El poeta y el poema", en "Antología consultada de la joven poesía argentina" (Buenos Aires, Fabril editora).
Escribe críticas bibliográficas para la revista Sur.
Recibe la beca Guggenheim.
"Ayer me enteré de que gané la beca. Mi euforia por el aspecto económico del asunto, es decir: hablar de millones con mi madre sabiendo que esta enorme cantidad de dinero se debe a mi trabajo como poeta. En efecto, es como si algo como el destino me ayudara a enfrentar mi destino como poeta. Cada año de mi vida, cada sufrimiento, cada día de trabajo en soledad total, todo parece una conjuración o una asamblea benevolente cuyo objeto fuera confirmar mi destino (no elegido sino más bien fatalmente impuesto) como poeta", escribe en uno de sus diarios, el 25 de julio de 1968.

1969
La editorial La Esquina, de Barcelona (España) publica "Nombres y figuras".

1970
Ingiere una alta dosis de anfetaminas. Es trasladada a la guardia del Hospital Pirovano donde logran salvarla de la muerte.
"El lenguaje/ –yo no puedo más,/ alma mía, pequeña inexistente,/ decidíte;/ te las picás o te quedás,/ pero no me toques así,/ con pavura, con confusión,/ o te vas o te las picás,/ yo, por mi parte, no puedo más", escribió tal vez refiriéndose a esta experiencia en el poema "Sala de psicopatología", en "Poesía completa 1955-1972", Lumen, Buenos Aires, 2002.

1971
Recibe la beca Fullbright.
Aparecen, en Buenos Aires, sus obras "El infierno musical" (editorial Siglo XXI) y "La condesa sangrienta" (editorial Acuarius).
La editorial Árbol de fuego, de Caracas (Venezuela) publica su libro "Los pequeños cantos".
Realiza terapia con Pichon Rivière y reduce el consumo de anfetaminas y psicotrópicos.
Conoce a su último y gran amor, una mujer con la que establece una compleja relación.

1972
El 25 de septiembre, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica psiquiátrica donde estaba internada, muere de una sobredosis intencional de Seconal.
Escrito con tiza en el pizarrón de su cuarto de trabajo podía leerse: "criatura en plegaria/ rabia contra la niebla// escrito/ en / el/ crepúsculo// contra/ la / opacidad// no quiero ir/ nada más/ que hasta el fondo// oh vida/ oh lenguaje/ oh Isidoro// septiembre de 1972".




LA JAULA

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.


LA ÚLTIMA INOCENCIA

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!



CENIZAS

La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.

Pronto nos iremos

Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.

¿Qué haré conmigo?

Porque a Ti te debo lo que soy

Pero no tengo mañana

Porque a Ti te...

La noche sufre.


Fuentes:

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